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¡Pero vosotros despreciáis al pobre! Y, sin embargo, son los ricos los que os tiranizan y os arrastran ante los tribunales. Son ellos los que deshonran el hermoso nombre [de Jesús], que fue invocado sobre vosotros.

Vuestra conducta será buena si cumplís la suprema ley de la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

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